Mi Regreso a casa con destellos de oscuridad y belleza

Asenti mientras le sonreía. Me estaba acostrumando a ese apodo, aunque aún me parecía algo que no iba conmigo. Comenze a comer ligeramente rápido, por no decir a la velocidad de la luz, y luego fui a dejar mi plato en al cocina.
La señora me miraba, como examinandome. Por un momento me pregunte por qué le parecía tan rao; pero la idea de subir lo más rápido que pudiese alejó cualquier otro pensamiento.
Me decidi a hablarle y con toda la amabilidad que me era posible le pedi que me llevara a la terraza. Ella sólo asintió y caminó en silencio, conmigo detrás. Supuse que le daba miedo hablarme o algo por el estilo.
Cuando llegamos al tope de las escaleras se fué, por lo que entre. - Hola - Mi voz sonó casi como un susurro, aunque con mi sonrisa que ahora parecía un rasgo permanente de mi cara.

Estudie con la mirada su rostro pro un instante y me preocupe. Su mano se entrelazo con la mia, produciendo la misma descarga electrica de siempre, jamás me acostumbraría a eso.
Sus palabras, cada una de ellas, lograron llegar a mi corazón, como siempre. pero esta vez había algo diferente. ¿Miedo? ¿Preocupación?
Mi mano se instaló en su pecho mientras yo lo miraba confundida. Hice lo que me pidió y me quede completamente en silencio, intentando esuchar los latidos de su corazón. Nada. Su corazón no latia.
Alce los ojos, con sorpresa y confusión. - No... no esucho nada. - Las palabras se atragantaban en mi boca. - Pero, pero, eso no es podible ¿verdad? Todos los seres vivos tienen un corazón que late... - Lo mire a los ojos y supe que habia dado en el clavo. Mi mano comenzó a temblar ligeramente, como todo mi cuerpo.

Alce mis ojos hacia él cuando comenzó a hablar de nuevo, sin dejar de temblar. - Un poco tarde. - Dije intentando sonreir, cosa que fallo rotundamente.
Esuche cada una de sus palabras. Mis ojos se quedaron viendo al vacio, tal vez pro el miedo, tal vez por la sorpresa, ni yo misma estaba segura. Sólo alce la vista cuando lo senti alejarse de mi. - No. - Susurre tendiendo mi mano hacia adelante. Al parecer me habia importado terriblemente poco el hecho de que debia correr de aquel tan perfecto e inmortal.
Avace hacia adelante con toda la decisión que podía tener en ese momento. - No te entiendo, es decir, ya entendi la parte de ser inmortal y eso.- Mis palabras se pelaban unas por otras para salir de mi boca, restandole importancia a lo que estaba diciendo. - ¿Eres un angel o algo asi? - Lo mire con la confusión en mis ojos. Nada tan hermoso y perfecto podía ser malo, ¿o sí?

Se alejo de mi, y otra vez el sentimiento de vacio inundó mis manos. Que asco de sensación. ¿Maldito? No, él no podía estar maldito. Ese ser tan perfecto frente a mi no podía estarlo, simplemente, iba contra la lógica de cualquier pensamiento normal. Quería responderle, gritarle que no le creyera a quien le había dicho eso, que era una mentira; pero algo me impulsaba a quedarme callada. A permanecer en silencio.
Mire como se acercaba a mi, y mi respiración se comenzó a acelerar. Mi corazón latía como si quisiera salirse y llegar hasta él.
Simplemente me quede ahi parada, sin saber que hacer. ¿Vampiro? ¿No qué eran un cuento para espantar? ¿Me habia enamorado de un ser mitologico? Y lo peor de todo ¿Seguía ahi, frente a él, sabiendo que podía matarme? Sí y no iba a ir lejós, por lo menos de eso estaba segura.
Me acerque lentamente, con cautela; como cuando intentas coger a un pequeño perro esucrridizo. - Si...si no vas a hacerme daño... ¿Por qué te alejas? - Me acerque más y tome su cara entre mis manos, sosteniendola cerca de la mía. Mi instinto de supervivencia se podía ir donde quisiera. - No me voy a ir.- Sonreí, sintiendome al persona más tonta del mundo.

Sus palabras me hicieron sentir segura, completa. - Más te vale. - Le sonrei, con una de esa sonrisas que tenía reservadas sólo para él. Para el amor de mi vida. Sonaba realmente impresionante.
- ¿Mis sueños? - Le pregunte con cautela. Hasta donde yo sabía los vampiros se convertian... en pues... murcielagos. Tendría que aprender a dormir con uno a mi lado. Sopese la idea con el hehchod e tenerlo a mi lado para siempre y supe que me iba a importar muy poco.
Lo mire y por primera vez estaba en tal estado de shock que no reaccione cuando nuestros labios se rozaron. ¿Me estaba pidiendo matrimonio? ¿Aqui y ahora? El vano deseo de peñizcarme me invadio de pronto. Mire el anillo que se me presentaba adelante y su sonrisa deslumbrante y un nuevo nudo en la garganta se formo, aunque esta vez de felicidad. Ni siquiera tuve tiempo de evitar que las lágrimas se saleiran de mis ojos. - Sí... - Mi voz sono en un susurro para luego devolverle la sonrisa. - Me voy a casar con un murcielago, ¿interesante , no? - Comenze a reirme mientra intentaba secarme las lagrimas que seguian saliendo.

Me seque los ultimos estragos de las lágrimas, sonriendo. - No es que me hubiera molestado, pero... Bueno, al final iba terminar acostumbrandome - Dije restandole importancia al asunto.
Me rodeo con sus brazos y senti que nadie en el mundo podía ser más feliz que yo en ese momento. La vida me había dado la peor de las tristezas, pero ahora me la recompenzaba con la mejor de las alegrías: Louis. Me separe un poco de él, lo suficiente para ver el anillo que aún llevaba en las manos. - Ahora es mío. - Sonrei alargando mi mano para cogerlo.

Dios, aún me costaba comprender todo lo que pasaba. Aunque claro, era lógico que me costara un poco más la parte de vampiro, que la que me iba a casar. ¿Debería ser al revés? Mi sonrisa seguía ahi, tan grande como mi cara le permitía. -Umh... pues - Comenze a pensar en la boda que quería, pero cuando sus manos acunaron mi cara y sus ojos se encontraron con los mios, todo pensamiento coherente se fue de mi cabeza. - Podemos pensar en eso más tarde. - Mi aliento rozaba su cara, estabamos sumamente cerca.

Sin apartarme ni un poco, una risita se escapó de mis labios. -Te doy dos opciones. - Aún contunaba sonriendo, en algún momento debería comenzar a dolerme la cara. - Olvidalo, sólo tienes una. - Al principio habia pensado en decirle que salieramos a pasear, pero la verdad se me había ocurrido algo mejor. - ¿Sabes que nos vamos a casar y ni tú ni yo sabe casi nada del otro? - Sonreí y fue ahi cuando no pude aguantar eliminar el espacio. Mis labios rozaron por un momento los suyos, sólo un roce. - Quiero saber de tí - Dije en un susurro.